Entre viajes, tatuajes y otras culturas

Ana en su viaje a Tailandia

“Me he hecho varios tatuajes sin decir nada y piercings en la nariz porque me encantan… pero sí, soy bien rebelde”, así sorprendió Ana Yapur, estudiante de la universidad del Sagrado Corazón al hablar sobre sí misma y dar un claro indicativo de que es arriesgada y decidida.

A sus 24 años, Ana confesó que sus más grandes pasiones son: traducir, comer, reír, dormir y viajar. Hija de padres cubanos, nieta de abuelos colombianos y bisnieta de alemanes, ella lleva en sus genes el desmedido amor por las aventuras. Al principio el exilio comenzó en su familia como resultado de una escapatoria del holocausto, pero en un futuro ella considera que será por elección propia.

Ana estudió Mercadeo, pero se desvió del camino y actualmente trabaja en AON Hewitt como traductora. “Me gusta eso de poder ayudar a alguien que no se puede comunicar, y yo ser la persona que puedo ser ese medio que realiza esa comunicación” explicó con voz dulce y mirada alegre.

Al hablar de su internado en Washington DC, Ana, con una sonrisa de mejilla a mejilla dijo, “A mí eso me cambió la vida”. Ahí cultivó su gusto por los idiomas cuando trabajó en la embajada de El salvador como traductora. Y conoció al amor de su vida, Amaury.

Sobre su manera de ser Ana dijo que es tranquila, controladora y que llora con facilidad. Además, dijo: “Mi familia la mayoría es cubana, yo soy así, yo hablo con las manos, yo quiero ir a las fiestas siempre, además siempre estoy comiendo, y que hago reír a la gente, eso me han dicho” confesó.

Ana compartió que la muerte es el único cambio difícil de asimilar por ella, todos los demás los recibe con los brazos abiertos. “Va a ocurrir y no tiene que ver con exilio, porque pues, yo veo a un exilio dentro de todo como algo positivo porque es lo que te permite brincar y crecer, pero no quisiera que más ningún abuelo falleciera, mi abuelo falleció recientemente y me duele todavía” indicó al referirse a uno de los momentos más difíciles de su vida.

Es coqueta. Ha pintado su cabello de muchos colores, entre ellos el azul marino y también fue pelirroja. Actualmente pertenece al team rubio. Y es que, a pesar de soñar su futuro recorriendo el mundo, ella asegura que ama a su país “Puerto Rico sí, a mí me encanta, y es mi patria, y ese pecho se me infla cuando ganamos alguna medalla o lo que sea” recalcó con emoción.

“Fui freak del gym, estuve dos años, pesaba 110 libras y tenía abdominales por todo el cuerpo, pero no me disfrutaba la vida tanto” detalló Ana, quien refleja con actitud positiva que la felicidad no depende de la belleza sino de la manera como aprendes a ver y disfrutar la vida.

La atracción por otras culturas, la libertad, la buena gastronomía y la confianza la unen a su novio, Amaury con quien se identifica plenamente. “Él y yo somos iguales, nosotros llevamos un año y 8 meses de novios y ya hemos ido New Orleans, a Noruega y nos fuimos a Tailandia en Verano… nuestra prioridad por ahora es viajar” exclamó. Ana además confesó que algo que la enamoró de su novio fue su manera de cocinar para consentirla.

Para Ana los tatuajes no son mensajes, ni secretos, simplemente son cosas que le gustan. “Yo hago lo que me da la gana” exclamó al comentar la razón de sus tres dibujos corporales imborrables. Y adelantó que “El próximo será algo que tenga que ver con los viajes” y asomó la posibilidad de tatuarse el nombre de su abuelo.

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