La suerte de lo inesperado
- Yizeth Arellano
- 20 sept 2019
- 2 Min. de lectura
En la acción de esperar me pierdo si me topo con lo inesperado porque es eso que me sorprende, me reta, me arma, me desarma y me vuelve a rescatar.

No se aún que tiene más peso en la vida, si la suma del tiempo que se tiene cuando vives lo que te sorprende o el tiempo que ganas cuando haces una vida normal sin tanto esperar.
Mientras espero respiro, suspiro, me rio, me pregunto y espero que sea la vida la que me responda.
La espera es una acción continua a veces consciente o inconsciente. Estoy segura de que no sabes realmente cuanto y desde cuando hay algo que te esperas todos los días.
Esperar es un verbo que te esclaviza o te corona, te convierte en protagonista o víctima en tu propia historia. Que tan dispuesto estás a esperar o actuar en lo inesperado. Qué tan valiente y confiado te sientes de la forma como inviertes tu tiempo.
Qué gracia tiene esperar cuando sabes que eso no es lo que te llena. Y es que, en lo inesperado, lo bueno te llena, te complementa y en algunas ocasiones te cuestiona.
El problema no esta en lo que ocurre inesperadamente, sino en cómo te sientes cuando descubres que en esa faena fuiste héroe, tirano o conquistador. La solución: creer, confiar y crecer. Vivir se convierte en un plano aún por descubrir porque si de pasos se trata, la suerte de atreverte te hace, te enciende y te inmortaliza en el tiempo. Ese tiempo que deja de contar cuando descubres que en la vida hay algo más allá de planificar.
En la acción de esperar construyo y recreo escenas que lo inesperado cambia siempre a su antojo.
Creyendo que puedes controlarlo todo juegas con el tiempo, con tu absurda idea de saber y tener respuesta para todo y te atreves a retar al destino.
Si bien no puedes controlar el tiempo, siempre puedes disfrutar de lo inesperado.
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