Tratado
- Yizeth Arellano
- 25 sept 2019
- 3 Min. de lectura
Hablamos todos los días, nos conocemos como nadie más sabe hacerlo. Tu conoces mis gustos, mis delirios, lo que me reta, me apasiona, me molesta y me inquieta no solo hoy, sino todos los días de mi vida.
A veces me gusta escucharte a tal magnitud de saber cómo te ríes en tus distintas facetas: por alegría, sarcasmo, picardía o cosas que te dan gracia. También soy consciente de que, se enciende una llama dentro de ti cada vez que te enfureces, que te carcome y te arruga el corazón cuando te molestas. Y es que eres pasional, porque sientes lo que amas para bien o para mal.
Se que amas a más no poder y que tus rabietas son directamente proporcionales al grado de importancia que tienen las personas en tu vida.
Entiendo tu radicalidad cuando dices “suficiente” y sé que para llegar a ese extremo fue mucho lo que tuviste que pasar. También sé que cuando te decides no hay nada que te detenga hasta sentir que no tienes límites, porque si hay algo que sabes hacer bien es defender lo que amas al igual que tus convicciones.
Eres rebelde. Sí, lo eres. Aunque parezca y sientes que permites muchas veces que decidan por ti. Pero, es una oportunidad que pocas personas tienen hasta que descubren lo que realmente quieres en ese rol de tu vida.
Lloras. No muy a menudo, pero lo haces. Lloras por impotencia con tantas ganas como de felicidad lo haces. Y has aprendido a desahogarte y expresarte porque la vida ha sido tan generosa contigo, que te ha llevado a vivir todo a profundidad, para que cada uno de los días de tu vida valgan todo el esfuerzo.
A veces te da miedo. Pero no es miedo a vivir, es miedo a ser. Si, no pongas esa cara. Te da miedo aún, a veces, cuando nadie te ve, y aún cuando lo niegas. Y eso es válido, tienes todo el derecho del mundo y una vez que seas consciente de eso, dejará de ser una debilidad para convertirse en una oportunidad de crecimiento. Crecerás cuando en vez de dudar te atrevas a vivir mucho más y mejor, con miedo incluido.
Eres creatividad, constancia, contradicción, luz y entendimiento. Tienes tantos dones como quieras aceptarlos. Pero, también eres la inseguridad hecha gente. No me mires así, no lo niegues. Se más noble contigo. En la capacidad de sincerarte estarás dando el paso más grande de tu vida.
Bailas al ritmo de lo que te toque, bailas a tu forma, a tu manera y en el compás que elijes todos los días. Eres música y al mismo tiempo silencio.
Jamás terminaría de decirte todo lo que eres y lo que causas, en y dentro de mi.

Encontrarme contigo es complicado, porque es necesario que acepte este diálogo interno, en el que solo aprendiendo a verte comprendo que la única manera de entender el mundo es empezando por ti, que soy yo.
Por eso, hoy hago este tratado, pacto y compromiso contigo, es decir conmigo. Voy a regalarme la oportunidad de conocerme todos los días de mi vida como mi principal objetivo y motivo de estudio. Deseo que el amor que te tenga me haga aceptar cada día lo que soy, hasta que sea capaz de defenderte como lo mereces y no me sienta ajena ni limitada mientras sobrevivo en el mundo.
Siempre puedo amarme, quererme, y comprender que este tratado que leo es conmigo y no con la autora. Es conmigo que empiezo a descubrir que la magia de todo lo que quiero ver y vivir comienza por mi.
Comentarios